jueves, 14 de octubre de 2010

Democracia.

Nuestro poco contacto con ella nos he hecho identificarla con la libertad, y basta. Cuando la democracia tiene una segunda pata, tanto o más importante que la primera, la responsabilidad, pues la libertad sin responsabilidad conduce a la corrupción, mientras que la responsabilidad sin democracia conduce al autoritarismo. “Responsablidad individual y colectiva” es una buena definición de democracia. Pero en España, dices responsabilidad y todos salen corriendo. Aquí nadie se hace responsable de lo que hace ni de los daños que causa, cuya culpa será siempre de los demás. Lo que ha ido haciendo penetrar la corrupción en todos los tejidos de la sociedad, en todas las capas sociales y en todos los partidos políticos. Es fácil imaginar que puede ocurrirnos y los peligros que corremos. En cualquier caso tenemos algo muy parecido a una “dictadura de partidos”, no mucho peor que la dictadura a secas, pues al llevar el ropaje democrático resulta más difícil desenmascararla.

Peor todavía que creernos ricos sin serlo es haber pensado que teníamos plena democracia sin tenerla, ni hacer nada para ganárnosla. Es la causa de que la corrupción se haya extendido por España e incluso se haya metastasificado en sus distintos órganos.

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