Dieciocho días de protestas y movilizaciones continuas en la plaza Tahrir en El Cairo y en Alejandría han valido para derrocar al régimen de Hosni Mubarak. Pero no todo está ganado, esto es sólo el comienzo, los más de 80 millones de egipcios comienzan por fin a caminar con optimismo hacia su futuro, hacia un futuro democrático. Ante todo, en esta nueva etapa se llama a una transición pacífica, han demostrado que ni los gases lacrimógenos, ni la policía ni el ejército sin quienes para impedirles sus sueños.
“No queremos un cambio para que nada cambie”, el pueblo egipcio sabe que ahora es el momento decisivo, y no se van a echar atrás, no van a dejar que nada se interponga entre ellos y la libertad. Además no están solos, las protestas se extienden por Oriente Medio y Norte de África. Es la hora de luchar por nuestros derechos, los derechos de todos.
Lejos queda ya aquel 29-S en el que los sindicatos pactaron una huelga con y “contra” el Gobierno que de nada sirvió, es hora de que aprendamos un poco de aquellos que han demostrado que son infinitamente capaces de luchar por sus ideales.
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