Actúa

Lleva un modo de vida tal que trates de despertar las conciencias pasivas hacia una libertad personal y comunitaria que comparta el pensamiento, la transformación de las estructuras y la rebelión frente a la monotonía y la burocracia.

Trabaja para un cambio cultural en las actitudes, las maneras de relacionarnos, de crear... Lucha por que la gente llegue a darse cuenta de que no tiene que someterse a lo que la realidad le depara, sino que debe concienciarse de su situación y desarrollar un sentido critico que le motive a luchar por aquello en lo que cree frente a cualquier imposición exterior. Intenta dar voz a aquellos que no poseen ni la consciencia ni los instrumentos para luchar por mejorar su realidad.

Trata de concienciar al hombre frente a la masificación, el individualismo, el inconformismo, la alienación... Intenta lograr la transformación social de las estructuras económico-sociales a través del desarrollo de la toma de conciencia y de la responsabilidad. Obtendrás así un resultado militante, reivindicativo y crítico de forma que rehúyas de la integración social en una sociedad anuladora.

La concienciación se produce en la práctica y lleva a la persona a asumir un compromiso para transformar su propia realidad, no ha de limitarse a un posicionamiento teórico.

Haz que tus objetivos sean el desarrollo de la conciencia y del sentido crítico, la participación, la integración social, la innovación y creación cultural, la dinamización sociocultural y la utopía. Trabaja para que el mundo sea un lugar mejor, un sitio más feliz, donde las personas sean protagonistas de su propio desarrollo.

Cataratas Victoria

Las cataratas Victoria son únicas, desde luego, un espectáculo magnífico de la naturaleza. Pero las autoridades turísticas de Zimbabue han convertido el lugar en un parque de atracciones. Pocas cosas en el mundo quedan que uno pueda contemplar en soledad. El corazón se niega a compartir con otros la visión de la naturaleza en estado bravío, te fastidia caminar como un turista más, de las decenas que recorren el paseo abierto al otro lado de los poderosos saltos, haciendo fotos, esperando tu turno para ocupar la primera fila en las estrechas terrazas desde donde se contempla el agua yendo a chocar contra el estrecho, hondo y nervioso curso de Zambeze, que corre abajo entre las duras paredes de piedra. Es un Niágara africano, un lugar que ni pintado para viaje de novios. Pero ya no es el África grandiosa y solitaria de otros tiempos.

Mientras caminaba en la fila de turistas siguiendo la senda de terrazas frente a las cataratas, una familia de madrileños se detenían catarata tras catarata, el padre filmaba con su trasto de vídeo unos cuantos planos y, concluida la secuencia, decía a secas: “Ya está”. Y todos en marcha hacia el siguiente salto para repetir la ceremonia. Aquel padre era el tipo de turista que filma y luego se entra de lo que ha visto, por que no mira otra cosa que no sea un encuadre a través del visor de su cámara. “Ya está”, y a por otra catarata. Era todo un estilo de viajar.