Cuenta la leyenda maya de los dos príncipes guerreros más grandes de todos los tiempos, hermanos de fuerza y habilidad enormes, pero naturalezas por completo distintas. El menor, Kinich, era gentil y bondadoso, amado por todos, mientras que Tizic, el mayor, era iracundo, sacando fuerzas del odio y rabia guardados en su corazón. Trágicamente, ambos se enamoraron de la hermosa Nicte-Ha, y a pesar de sus súplicas, declararon un duelo a muerte para ganarse su mano.
La Tierra se quebraba y los Cielos se escondieron durante su batalla, la más larga y terrible que el mundo hubiera visto jamás, hasta que ambos hermanos murieron en brazos uno del otro. En el mundo de los espíritus, suplicaron el perdón de los dioses, y una oportunidad para regresar al mundo de los vivos y ver a su amada Nicte-Ha una vez más.
Y así fue como Tizic renació como el árbol Chechen, que secreta veneno negro de sus ramas y quema a todo lo que se le acerque. Kinich renació como el Chacah, cuyo nectar alivia el veneno del Chacah. Resguardan solemnemente a Nicte-Ha, quien falleció de tristeza, pero fue regresada a la vida como una hermosa flor blanca.
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