Quien camine estos días por Badajoz se va a encontrar con un panorama digno de un estado de sitio. ¿La razón? La visita este fin de semana del rey con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.
Las calles por donde pasará la familia real se están adecentando y limpiando (el resto de la ciudad y, sobre todo, ciertos barrios obreros, están más ignorados que nunca). En plena crisis, en pleno “ajuste”, “por necesidad”, dicen, se permiten el lujo de celebrar este esperpento en el que aplaudiremos a una familia privilegiada y a un ejército que contribuye al colonialismo, al imperialismo europeo en países como el Líbano o Afganistán, donde hacen inconmensurables fortunas las empresas petrolíferas occidentales. Un ejército que asesina, que reprime, en medio de una gran fiesta. No importa que estemos jodidos, que la jornada laboral se alargue, que recorten el sueldo a los funcionarios, que se mantengan las fortunas de toda una oligarquía y de una familia, la real, que se encuentra entre las más ricas de Europa, que se eliminen las pensiones....
“Míralos, cómo nos miran, cómo nos aplaude este rebaño”, pensará el rey, que entre regata y banquete parará en Badajoz a unir a la patria, a lavar el cerebro y el pensamiento crítico. El razonamiento es pueril: “somos españoles y por tanto tenemos los mismos intereses, por lo que… ¡Viva España y viva el Rey!” Pero, ¿somos realmente iguales? La gente normal, como tú y yo, la que tiene que trabajar como un esclavo para que otro le dé un sueldo, ¿nos parecemos al Rey, al jefe del Grupo Prisa, a Florentino Pérez o a Zapatero? ¿Se parece en algo nuestra vida a la suya? ¿Somos iguales? ¿Por qué no pagan ellos la crisis que han causado? ¿Por qué, si nos hacen pagarla a nosotros, tenemos que tragar y olvidarlo todo para aplaudir a la patria?
Expertos económicos afirman que retirando las tropas de Afganistán, Líbano y Somalia, y eliminando el presupuesto de I+D militar del año 2010, no habrían hecho falta los últimos recortes sociales del Gobierno. ¿Cómo miraremos este desfile ahora? Como lo que es, la fiesta de una familia noble en el siglo XXI que roba a la clase trabajadora lo que es suyo. La fiesta de un ejército que esas personas ricas utilizan para expoliar el tercer mundo y reprimir nuestras protestas.
Por la paz, por el final de la militarización, del imperialismo, de los privilegios de clase y de la dictadura económica. Por una democracia de verdad, del pueblo, y no por este circo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario